La tos es un proceso que todos hemos sufrido alguna vez en nuestras vidas, es de lo más común y a veces de lo más molesto cuando interfiere en nuestra vida diaría u horas de descanso.
A continuación disponeis de información al respecto sobre el origen de la tos y sus posibles tratamientos, pero no olvideis preguntar siempre a vuestro médico o farmacéutico, ellos os informarán sobre éstas
y otras cuestiones relacionadas de forma particular y si realmente es necesario dicho tratamiento.
La tos
es un mecanismo de defensa de las vías respiratorias ante la presencia
de sustancias extrañas, como polvo y bacterias, o el exceso de
mucosidad. Es un síntoma muy molesto habitual en las enfermedades
respiratorias. Las causas más frecuentes son infecciones que inducen la
inflamación de vías respiratorias. También aparece en caso de padecer
asma o bronquitis, por la inhalación de humos o por el hábito de fumar.
Hay casos en que el origen de la tos puede ser nervioso.
Fundamentalmente
existen dos clases de tos, la seca, conocida vulgarmente como tos
“perruna” y la productiva o blanda. La tos blanda es beneficiosa, al
permitir eliminar las mucosidades y limpiar así las vías respiratorias.
Por el contrario, la tos seca no tiene ninguna utilidad fisiológica y lo
único que consigue es irritar las vías respiratorias del paciente y
producir trastornos en el sueño. La tos suele ser más intensa al
acostarse o después de hacer deporte.
Para
reducir el riesgo de tos se deben evitar los ambientes secos, no
permanecer en lugares con polvo, sin ventilación o con humo de tabaco.
Tampoco es recomendable sufrir cambios bruscos de temperatura, ni fumar.
Existen
algunos remedios sencillos para controlar los casos leves de tos, como
por ejemplo la miel, el regaliz o los caramelos para suavizar la
garganta.
Si la
tos es blanda no se debe seguir ningún tratamiento, a no ser que sea muy
persistente y el paciente no la soporte. En caso de tos seca, se
utilizan medicamentos antitusivos así como mucolíticos y expectorantes
que ayudan a que la mucosidad se elimine más fácilmente.
Normalmente
los medicamentos para la tos se presentan en forma de jarabes, ya que
tienen azúcar que ayuda a suavizar la garganta. Los diabéticos deben
advertir al farmacéutico su enfermedad para que eviten la dispensación
de medicamentos que contengan glucosa o sacarosa.
Como
conclusión podemos decir que la tos no siempre tiene porque ser mala. Es
una forma que tiene el organismo de defenderse ante agentes “intrusos” y
no debe tratarse con medicamentos a no ser que sea una tos seca
persistente y que además produzca fatiga, interfiera en el sueño,
produzca vómitos o impida comer.
En
cualquier caso el profesional sanitario siempre podrá aconsejarnos en función del
tipo de tos y nuestras características personales. Si la tos persiste
más de 4 ó 5 días, es muy intensa o se acompaña de otros síntomas, se
debe acudir siempre al médico.
Fármacos antitusivos
•
Antitusivos de acción central.
Los antitusivos de referencia son los
fármacos opiáceos, cuya actividad deprime la actividad del centro de la
tos y la generación del reflejo tusígeno. De entre ellos, el fármaco
patrón como antitusígeno es la codeína.
Otro
opiáceo utilizado como antitusivo es el dextrometorfano que, a
diferencia de la codeína, carece de efectos analgésico y depresor
respiratorio manifiestos, presentando una menor incidencia de afectación
intestinal. Aunque ello reduce la incidencia de manifestación de
efectos adversos respecto a la codeína, por lo que es el antitusivo de
mayor dispensación, ha de controlarse su administración en aquellas
situaciones patológicas (insuficiencia cardíaca, hepática o renal) o
farmacológicas (uso de antidepresivos o antiarrítmicos inhibidores del
metabolismo hepático) que comporten una reducción en su aclaramiento
orgánico.
Otros
opiáceos que se utilizan como antitusivos son la dihidrocodeína, el
dimemorfano, la folcodina o la noscapina. No presentan ninguna ventaja
sustancial sobre los dos opiáceos antitusivos de referencia ya
mencionados.
El
resto de antitusígenos no opiáceos presentan una eficacia antitusiva en
ensayos clínicos mucho menos evidente, y un mecanismo de acción menos
conocido, en el que se mezcla un componente de depresión o sedación
central, y un componente periférico, de reducción de la estimulación
tusígena por acción anestésica local o antihistamínica, anticolinérgica,
etc., en mayor o menor proporción. Dentro de esta categoría, uno de los
fármacos más utilizados es el antihistamínico difenhidramina. Otros
fármacos utilizados son el clofedanol o clofedianol, la cloperastina, el
benzonatato, el caramifeno, el carbetapentato, etc. Se ha de tener
presente que, cuando hay un manifiesto efecto antihistamínico
(difenhidramina, cloperastina) o anticolinérgico (difenhidramina,
clofedanol), estos fármacos pueden producir reducción en la producción
de mucosidad y espesamiento de la misma, con lo que se dificultaría la
expulsión de la flema.
Fármacos mucolíticos y expectorantes
La
mucosidad bronquial tiene como misión proteger físicamente la mucosa
traqueobronquial. Alteraciones en su producción o en sus características
fisicoquímicas, especialmente viscosidad, pueden dificultar su drenaje y
eliminación, lo que dificulta la respiración y facilita la instauración
de infecciones. El objetivo terapéutico de mucolíticos y expectorantes
es facilitar la eliminación de la mucosidad acumulada. Al igual que en
el caso anterior, su eficacia en ensayos clínicos es difícil de
evidenciar. No se ha de olvidar que una primera medida evidente para
facilitar la producción de mucosidad fluida y su eliminación adecuada es
una correcta hidratación del paciente.
Además
de los productos utilizados tradicionalmente, como los aceites
esenciales, los bálsamos, etc., los dos fármacos expectorantes más
utilizados son el yoduro potásico y la guaifenesina. Se ha de tener en cuenta que la guaifenesina
presenta actividad antiagregante plaquetaria, por lo que puede favorecer
la aparición de sangrados en pacientes con úlcera péptica, problemas de
coagulación o que estén recibiendo terapia anticoagulante concomitante.
Los fármacos mucolíticos favorecen, por diversos mecanismos, la fluidificación de la mucosidad y su eliminación en el esputo.
Entre
ellos encontramos:
•
Productos tiólicos, como la n-acetilcisteína y la s-carboximetilcisteína, que facilitan la disrupción de puentes disulfuro en los
polímeros de mucina, fluidificando la mucosidad.
•
La bromhexina y su metabolito
activo, el ambroxol . Pueden
utilizarse por vía oral, parenteral o inhalatoria, y al igual que los
derivados tiólicos, son bien tolerados, produciendo normalmente
trastornos gastrointestinales leves como principal efecto adverso.
Advertencia: Consultar a su médico o farmacéutico a cerca de la posibilidad de utilizar dichos tratamientos asi como las dosis recomendadas individualizadas para cada paciente.
Otros tratamientos caseros, naturales, ecologicos:
Uno de los remedios caseros más eficaz contra la tos es la cebolla, ya que cuenta con propiedades expectorantes y antitusivas. De esta forma, te recomendamos trocear en un plato una cebolla y colocarla en la mesita de noche, notarás como toses menos mientras duermes y descansarás mejor.
Otros tratamientos caseros, naturales, ecologicos:
Uno de los remedios caseros más eficaz contra la tos es la cebolla, ya que cuenta con propiedades expectorantes y antitusivas. De esta forma, te recomendamos trocear en un plato una cebolla y colocarla en la mesita de noche, notarás como toses menos mientras duermes y descansarás mejor.
Otro remedio casero que usa la cebolla contra la tos
consiste en pelar la cebolla y cortarla en trozos pequeños, colocarla
en un recipiente y añadirle el zumo de un limón y un poco de miel.
Deberemos dejar reposar los ingredientes durante unas 6 horas y, pasado
este tiempo, ya podremos tomarnos unas 3 cucharadas del jugo resultante,
unas 3 veces al día.
Una solución muy eficaz es realizar vahos que ayudarán a abrir las fosas respiratorias
y, por lo tanto, reducirán la tos. Para ello, deberás poner a hervir
agua junto con unas hojas de eucalipto y zumo de limón. Cuando el agua
esté caliente, retírala del fuego, cúbrete la cabeza con una toalla y
respira profundamente esos vapores.
Puedes también preparar un jarabe a base de ajo,
moliendo varios dientes y mezclándolos con tomillo y aceite de oliva. Se
recomienda tomar una cucharada en ayunas para que el efecto sea mayor.
Los dátiles pueden usarse también como remedio
casero para tratar la tos. Tan solo tendrás que hervir 3 o 4 dátiles
junto con 2 higos secos en un litro de agua. Pasados 10 minutos,
retíralo del fuego y bebe una taza de la mezcla obtenida. Deberás
tomarlo un mínimo de dos veces al día.
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