miércoles, 16 de julio de 2014

Esguince de tobillo.

Tacones de vértigo, deportes de riesgo, escaleras y pistas de baile mojadas o simples tropiezos.... todos hemos sufrido en algún momento de nuestra vida un esguince de tobillo y sabemos la importancia del correcto tratamiento para evitar secuelas y tobillos inestables. 

Pues bien, hace dos semanas pude experimentar de nuevo esa sensación tras jugar un partidito de fútbol con unos amigos y los correspondientes hijos, y es que uno se crece y no puede ser, sobre todo cuando se juega en un firme en muy mal estado tras una suculenta barbacoa en el campo.






Coloquialmente se habla de “torcedura de tobillo” o “tobillo doblado” para hacer referencia al esguince, una lesión que afecta a los ligamentos. En este caso nos referimos a los del tobillo, pero un esguince puede afectar a otros ligamentos de otra articulación. Al ser el de tobillo el esguince más frecuente, es habitual que sea también el más conocido y el que suscita más dudas sobre cuál es el mejor tratamiento.


Los esguinces de tobillo suelen ser causados por una torcedura de nuestro tobillo (interna o externa) durante la pisada, lo que provoca que todo el peso de nuestro cuerpo recaiga sobre un tobillo “torcido” y/o inestable.

En general, los esguinces se producen cómo consecuencia de torceduras que suceden cuando nos encontramos frente a un cambio inesperado de la superficie por la que nos desplazamos.



La falta de tratamiento o un tratamiento inadecuado de un esguince de tobillo, puede generar una inestabilidad y debilitamiento crónico del tobillo, lo que nos hace mas propensos a sufrir nuevas torceduras mientras corremos.

El esguince de tobillo, reconoce distintos niveles de gravedad, y mientras en algunos casos apenas genera molestias, en otros puede ser tan dolorosa que dificulte el caminar y obligarnos a dejar de correr.

Grados de esguince de tobillo.

En este tipo de lesiones se afecta uno o varios ligamentos. El mecanismo lesional suele ser un movimiento que va más allá del arco de movimiento normal de la articulación. Los ligamentos se encargan de dirigir y limitar el movimiento, por lo que un movimiento en una dirección o amplitud anormal provocará daños de distinta consideración en los ligamentos. Dependiendo de la gravedad de los daños, se suelen hacer la clasificación del esguince.

La clasificación puede ser anatómica o patológica. En la clasificación anatómica, se hace referencia a los ligamentos afectados por la lesión, mientras que en la clasificación patológica se hace dependiendo de la gravedad del daño ocasionado. Ésta última es la más utilizada, y se presenta a continuación:







Esguince de grado I: 

Distensión o elongación. Se produce estiramiento del ligamento o ligamentos, pero sin producirse rotura de fibras. Existe un estiramiento de los ligamientos, caracterizado por dolor e hinchazón leves.


Esguince de grado II: 

Desgarro o rotura parcial. Se rompen algunas fibras del ligamento. Existe un desgarro de las fibras ligamentosas, lo que produce dolor e inflamación (moderada a grave), inestabilidad moderada de la articulación y suele ser necesaria la inmovilización durante varios días.



Esguince de grado III: 

Rotura completa de las fibras del ligamento. Se produce la ruptura total del ligamento con una inestabilidad severa de la articulación; el dolor y la inflamación es tan debilitante que la carga de peso es imposible durante varias semanas.

El dolor no es lo más representativo para el diagnóstico, puesto que, en ocasiones, la rotura completa no ocasiona dolor.

El esguince más frecuente es el de los ligamentos externos del tobillo, que son los que se muestran a continuación


1.Ligamento talofibular anterior (también llamado ‘ligamento peroneoastragalino anterior’).

2.Ligamento calcaneofibular (también llamado ‘ligamento peroneocalcáneo’).

3.Ligamento talofibular posterior (también denominado ‘peroneoastragalino posterior’).


La técnica de tratamiento de lesiones más conocida,  ayuda a recuperarnos a través del reposo (rest), aplicación de hielo (ice), compresión (compression) y elevación (elevation) de la zona lesionada. 

En cuanto al reposo, dependerá del grado de la lesión; mientras que en el grado 1 es posible continuar con la actividad física (reduciendo las cargas), en los grados 2 y 3 será clave el reposo que hagas para obtener una buena recuperación.

Algunas investigaciones han demostrado que un periodo largo de inmovilización de la zona lesionada (mas de 4 semanas), es menos efectiva que un tratamiento funcional que incluya el movimiento del tobillo.

Para lograr una buena recuperación y evitar sufrir de esguinces crónicos, resulta imprescindible trabajar en la búsqueda de la recuperación del rango de movimiento, la fuerza y la coordinación neuromuscular.

Reposo: lógicamente, no apoyar el pie afecto hasta que se vaya iniciando la recuperación y sea posible el apoyo progresivo (primero apoyo suave, con ayuda de muletas para, poco a poco, ir haciendo un apoyo más intenso). Descansar en la medida de lo posible y desplazarse usando muletas o bastones.  

Hielo: aplicar frío en la zona lesionada. Puede ser hielo en cubitos, o mejor, aplicar una bolsa especial diseñada para este fin (cold-pack). De venta en farmacias y ortopedias, está rellena de un gel que se enfría en el congelador y que es moldeable una vez que está frío, de tal forma que podemos adaptar la bolsa a la zona del pie que queramos. Otra opción es usar una bolsa de guisantes congelados, menos vistosa pero muy efectiva, puesto que también permite adaptar la bolsa a la superfice a tratar. ¡Ojo!: El frío quema. Lo mejor es no aplicar el hielo o bolsa congelada directamente sobre la piel, sino usar una servilleta o paño fino para aislar la piel del contacto directo. Las aplicaciones serán de unos 10-15 minutos. Después de este tiempo, retirar el frío y dejar reposar un poco el pie (no es conveniente el frío muy continuado). Si se desea repetir, volver a hacerlo en aplicaciones de 10-15 minutos con descansos.

Compresión: es bueno aplicar un vendaje elástico compresivo sobre el tobillo y pierna, para dar estabilidad al pie además de evitar el edema excesivo. Lo ideal sería aplicar vendajes funcionales, que permiten una cierta función del tobillo además del apoyo del pie, lo cual evita pérdidas de fuerza muscular y propiocepción.

Elevación: mantener la pierna elevada en los momentos en que se esté reposando ayudará a su descanso y evitará el aumento del edema en la zona.

Algunos ejercicios que pueden ser realizados para el tratamiento del esguince de tobillo son los siguientes:

Primera fase, primeras 72 horas: Lo comentado anteriormente; reposo absoluto con el pie en alto. Aplicación del vendaje que el medico crea más conveniente según grado, elevación y frío local.

Segunda fase: Reposo relativo: A partir del 4º-7º día según grado el esguince. Se puede iniciar el apoyo progresivo con muletas, lentamente según tolerancia al dolor, no forzar. Se puede usar tobillera con cordones u ortesis semirigida de tobillo de venta en ortopedias. Una alternativa son los vendajes funcionales o elásticos. Iniciar ejercicios isométricos.

Tercera fase: a partir de los 15 días usar media de compresión o tobillera, mejor con banda pronadora y eversora del antepié hasta la completa desaparición de los síntomas. Continuar ejercicios fortalecimiento y a partir de las 3-4 semanas ejercicios propioceptivos. No hacer deporte hasta pasados 4-6 semanas.

La fisioterapia es beneficiosa para todos los casos y la puede hacer el paciente en casa, aunque como ha sido en mi caso, mejor visitar al especialista, cuanto mejor si es amigo y un pedazo profesional fisioterapeuta, el cual ha sido fundamental y mi recuperación. (interesados preguntarme y os paso el contacto, muy recomendable)

Fundamentalmente existen 4 tipos de ejercicios:

1. Ejercicios isométricos (sin mover la articulación)
2. Ejercicios en descarga de movilización articular y de fortalecimiento con bandas elásticas.
3. Ejercicios en carga (cargando el peso del cuerpo sobre el pie, de pie)
4. Ejercicios propioceptivos (para recuperar la estabilidad y seguridad del apoyo del tobillo).
los 5 ejercicios imprescindibles para reforzar el tobillo y evitar que se produzca de nuevo.






En mi caso, el fisioterapeuta me ha diseñado una serie de ejercicios diarios para recuperar y fortalecer por completo mi tobillo. Alguno de los cuales son:

1- Escribir con el pie:

El ejercicio consiste en escribir el alfabeto en el aire partiendo que el dedo gordo es la punta de un lápiz y dibujar las letras en el aire.

 Repetimos el alfabeto 3 veces, alternándolo con los ejercicios 2,3,4 y 5.

2- Flexión Plantar (Ponerse de puntillas):

Sentados en el suelo pasamos una cinta elástica por la planta del pie y la sujetamos con las manos por ambos lados. Seguidamente llevamos el pie como si quisiéramos ponernos de puntillas y venciendo la resistencia de la cinta. Otra opción es andar de puntillas (3 min) directamente y sin complicaciones.

Acción: Hacemos 5 segundos de fuerza por 5 de descanso
Repetición: 10 veces

3- Flexión Dorsal (Ponerse de talones):

Sentados en el suelo atamos una cinta elástica a una superficie fija y la pasamos por encima del empeine, llevando el pie hacía nosotros. Al igual que en el ejercicio anterior, podemos andar con los talones (3 min), lo cual será menos complicado.

Acción: Hacemos 5 segundos de fuerza por 5 de descanso

Repetición: 10 veces

4- Eversión (llevar el pie hacía afuera):

Sentados en el suelo partimos de una posición inicial relajada y llevamos el pie hacía afuera.

Acción: Hacemos 5 segundos de fuerza por 5 de descanso

Repetición: 10 veces

5- Inversión (llevar el pie hacía dentro):

Sentados en el suelo partimos de una posición inicial relajada y ésta vez nuestro pie va hacía adentro.

Acción: Hacemos 5 segundos de fuerza por 5 de descanso

Repetición: 10 veces

Actualmente estoy en periodo de recuperación y tras la visita al especialista en dos ocasiones y la realización diaria de todas las recomendaciones, estoy notando una mejoría considerable, dispuesto a comenzar de nuevo a practicar deporte poco a poco en unos días,  iniciando la carrera por llano, siguiendo con carrera realizando giros "en forma de ocho", y finalmente carrera en zigzag.