Theophrastus
Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, también Theophrastus Bombast von
Hohenheim, conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso.
Nació
en 1493 en Einsiedeln, Suiza; su padre era médico. Su padre le enseñó las
primeras letras y , desde niño acompañó a su padre en las visitas a enfermos. A
los 6 años de edad murió su madre. Tenía 8 años cuando se trasladaron a los
Alpes austríacos, a Villach, junto a una abadía de los benedictinos. Allí
conoció las minas y los hornos y el arte de separación de elementos químicos.
Recibió su primera educación de los monjes del monasterio. Primero estudió las
artes liberales, probablemente en Viena, para luego ser médico, y, con ese fin,
se fue a Ferrara, en Italia. Allí al parecer se tituló de doctor, y siguiendo
la costumbre de la época, latinizó su nombre y eligió el de Paracelsus que en latín significa “superior a Celso”
haciendo referencia a un médico romano del siglo I de nuestra era.
Creía en el
concepto griego de los 4 elementos (agua, tierra, aire y fuego).
Como
médico hizo grandes contribuciones a la disciplina siendo el primero en
utilizar químicos y minerales, por ejemplo, a Paracelso debemos el Láudano que
era utilizado en aquel entonces para reducir los dolores; además combinaba
todos estos conocimientos con su visión hermética del mundo: mencionaba que el
bienestar emocional redundaba en el bienestar físico, esta idea no es
desconocida en el siglo XXI pero en pleno siglo XVI resultaba una completa
locura hablar en estos términos, así que podemos afirmar que Paracelso fue todo
un visionario que se adelantó por mucho a su tiempo.
Desde
muy temprano fue un incansable viajero, visitando una gran variedad de países
entre Escandinavia y el Oriente Medio. Se sabe que alrededor de 1522 estaba
ejerciendo la cirugía. Aunque en esta época, salvo excepciones, las dos
profesiones estaban separadas, Paracelso estaba en contra de la idea que tenían
entonces muchos médicos de que la actividad manual debía estar relegada a los
estratos inferiores.
Más
tarde trató de establecerse como médico en Salzburgo, lo que le causó muchos
problemas por su actitud contra la medicina profesional. No obstante, su fama
le reportó una amplia clientela y bastantes discípulos. Pronto chocó con
colegas, amigos, estudiantes, pacientes y demás.
Publicó
un manifiesto en el que expresaba su disconformidad con la medicina hipocrática
y galénica.
Siguió dando clases basándose en su experiencia y junto a la cama
de los enfermos.
Paracelso
consideró al universo como una gran farmacia y a Dios como el "boticario
supremo". En su obra, toda realidad natural se convierte en fármaco
siempre que el médico, mediante la observación y la alquimia, sepa descubrir
los diversos modos de su acción sobre el organismo. Así, el hombre, entre Dios
y la naturaleza, debe erigirse en un explorador y administrador de tales tesoros
curativos. Paracelso trasciende, por tanto, la vieja idea de que el médico es
un "servidor de la naturaleza". No es raro que no tuviera problemas
en utilizar medicamentos químicos o de origen mineral frente a los cuales los
clásicos y los médicos de su época fueron tan cautos. Para él enfermedad y
remedio "se atraían"y el médico debía hacer lo posible para
encontrarlo en la naturaleza.
Paracelso,
al considerar que el origen de la enfermedad era químico, buscó en la alquimia
los medios para combatirla. Nació así el concepto de Arcano: ente inmortal
existente en todo lo que cura, es decir algo inmaterial que tiene en sí poder
de generar, transformar, cambiar y renovar los cuerpos, produciendo o
protegiéndolos de la enfermedad y así influyendo directamente sobre la vida.
Para Paracelso el mundo estaba lleno de arcanos que Dios, Sumo Boticario, había
creado y puesto en él, para que el hombre los buscara y los estudiara hasta ser
capaz de conocerlos y aplicarlos.
Todo es veneno, nada es sin veneno. Sólo la dosis hace el veneno.
Según
dicha observación, todas las sustancias son tóxicas a dosis altas, como el
agua, el oxígeno y las vitaminas. Los venenos son sustancias nocivas a dosis o
concentraciones muy bajas.
La
diferencia entre un veneno y un fármaco es la dosis administrada o acumulada en
el cuerpo, pero generalmente un veneno es mortal a una determinada dosis y sin
ninguna función terapéutica.
Paracelso
trató químicamente drogas y minerales, e incluso modificó los medicamentos ya
conocidos desde la antigüedad, y así extrajo sus quintaesencias, con las que
preparó extractos y tinturas, base de todos sus medicamentos.
Los
logros más destacados de su actividad alquímica fueron:
- Fue el primero que obtuvo el láudano a partir del opio, y así lo llamó.
- Empleó el alcohol para obtener las quintaesencias.
- Usó muchísimo el mercurio, bien como metal, bien como sal.
- Usó el sulfato básico de Hg., después llamado "Turbit Mineral", contra la sífilis, en lugar de usar el guayaco, como prescribían los demás médicos. Obtuvo el sublimado corrosivo de Hg. y el calomel: cloruro de mercurio.
- Obtuvo y usó el antimonio y al oxícloruro de antimonio le llamó "mercurius vitea".
- Mencionó el Zinc, al que llamó el metal bastardo. También conoció el uso del plomo, del arsénico, del hierro, del cobre, del cobalto y del bismuto.
- Inventó preparados como el "elixir de la propiedad", el "específico anodino" y el "espíritu vitrioli antiepilectidis" o Licor de Hoffman que junto al láudano han pasado a la posteridad.
Toda
esta oposición frontal de sus colegas no pudo con él, que apoyado por los
ciudadanos de Basilea siguió impartiendo sus clases en alemán y admitiendo en
ellas a quien quería. Hasta que en 1528 curó a un clérigo aquejado de gota, y
cuando quiso cobrar sus honorarios, éste se negó a pagárselos. Paracelso
recurrió a los Tribunales reclamando la deuda, pero perdió el pleito. Entonces,
sintiéndose injustamente tratado por la Ley, se enfrentó a los jueces,
empleando contra ellos un lenguaje un tanto grosero. Esta vez fueron las
autoridades judiciales las que se pusieron en su contra.
Para evitar ir a prisión, huyó de
Basilea, estableciéndose en Nuremberg, Baratzhausen y San GaIl En estos lugares
ejerció la medicina sencillamente, siguió dictando sus clases en posadas o en
tabernas, donde las escuchan gentes de todas clases sociales, a la vez que
escribió sus obras. Y bebió mucho.
En la
última etapa de su vida se hizo predicador laico y viajó por el Tirol, Baviera
y Bohemia, falleciendo en 1541 en el hospital de Salzburgo, debido a un cáncer
de hígado.
¡¡Apasionante la vida de Paracelso!! Fue también un defensor de la Teoría de los Signos por la que afirmaba: "Todo vegetal está señalado por la naturaleza; y para lo que él nos singnifica para eso es bueno"
ResponderEliminarGracias por recordarnos su vida.
Un abrazo
Gracias por tu valioso aporte, Trini. Todo un señor investigador de campo, si.
ResponderEliminarSiempre en búsqueda de la "quintaesencia" aristotélica, sobre todo en las plantas y sus aceites esenciales con los que elaboraba sus remedios para la sanación de sus pacientes, gracias a ese quinto elemento fundamental que conformaría todo ser vivo.
No iban mal encaminados....